BLOG DEL DEPARTAMENTO DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA DEL IES BAJO ARAGÓN (ALCAÑIZ)

UN BLOG PARA PENSAR, CREAR Y APRENDER

miércoles, 25 de noviembre de 2009

UNA TARDE INOLVIDABLE

La luz del gas le permitió ver a Jaime que una garra velluda, provista de dedos gelatinosos, emergía entre el agua.
No lo pudo evitar y Jaime salió corriendo y gritando:
-¡Socorro, socorro!- pero no había nadie. En ese momento a Jaime sólo se le pasó una cosa por la cabeza: como el monstruo estaba saliendo del agua no tenía mucho tiempo; hacía poco habían restaurado un convento que en tiempos albergaba leyendas malditas. Jaime pensó que con la nueva construcción las maldiciones habrían desaparecido. Así que se acercó huyendo despavoridamente del monstruo peludo.
El monstruo empezó a perseguirle aunque, afortunadamente para Jaime, era muy pesado y lento. Al llegar al convento Jaime estaba muy agotado, tan agotado que se bebió todo el agua bendita. Le dio tiempo a mirar si había alguien en la calle, Jaime se hizo un escondite muy bueno, cogió cruces sagradas, una vela y un mortero e hizo una especie de ritual, pero a mitad del ritual el monstruo apareció.
Jaime se escondió, pensaba que al llegar a la iglesia del convento el monstruo se haría más débil, pero fue todo lo contrario.
Desde su escondite, aterrado, pensó que el ritual no había servido para nada (bueno sí, para ocasionar efectos contrarios a sus deseos).
El monstruo, desesperado, empezó a destrozar todo lo que le rodeaba. Jaime pensó que llegaba su fin cuando, de repente, vio cómo el monstruo acurrucado y agotado, se transformaba en un joven muchacho.
Jaime se dio cuenta de que las leyendas del convento todavía existían porque en sus brazos empezó a salir un suave y espeso vello…

MANUEL AGUILAR LEDESMA 1ºA

EL MISTERIO DEL CEMENTERIO

¿Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. Me es imposible decir cómo me entró aquella idea en la cabeza, pero día y noche estaba pensando en ella, era como si unas almas me estuvieran susurrando hechos tenebrosos que se que se quedan grabados y que en cada sueño recordaba.

-¡Ya no aguanto más!- dije –Voy a averiguar de dónde ha salido todo esto, y lo cortaré de raíz.

Al siguiente día era ”todos los santos” y se me ocurrió ir a investigar si esos ruidos salían del cementerio.
Al llegar, la puerta estaba cerrada y tuve que saltar el muro de piedra.
Una vez dentro observé que no se veía mucha gente. A medida que me iba adentrando oía con más intensidad un ruido que parecía salir de una esquina.

El ruido era más fuerte cada vez, hasta que al final vi qué lo provocaba. Era un pájaro carpintero que estaba picando un árbol.

RAÚL GARGALLO CARCELLER 1ºC

TENSIÓN EN LA ALDEA

Era un día feo, nublado, desangelado. Mis amigas Eloísa, Lara, Rebeca, Nuria y yo, habíamos salido al monte de nuestro pueblo a hacer senderismo un rato. Había muchísimos caminos, sitios no explorados por la gente, y una infinidad de casas y aldeas abandonadas en otras épocas. De repente, cuando casi estábamos en la cima, empezó a llover a cántaros. Decidimos refugiarnos en una casa, cómo no, abandonada. Les dije a mis amigas:

- Chicas, yo no conozco este lugar.

A nuestros pies se extendía una cuesta enorme empedrada, con muchísimas casas casi en ruinas que aún conservaban el techo y los tejados. Ya eran las nueve de la tarde. De momento, nos cobijamos en el portal de la casa. Lara propuso que nos quedásemos a pasar la noche, Nuria creyó oportuno que llamásemos a nuestros padres ya que seguía lloviendo fuertemente, Eloísa dijo que no había cobertura y Rebeca asintió con la cabeza. Rebeca era la callada del grupo. En la piedra de la montaña estaba grabado: “Aldea de los espíritus”. Nos quedamos pasmadas. Entramos en la casa con un miedo enorme a pesar de ser aventureras. Comprobamos que la casa estaba llena de espejos.

- Los espíritus y los espejos tienen mucho que ver -dije-.

- ¿En qué? -preguntó Nuria-.

- Mi prima Elena me contó que los espíritus podían ser buenos o malos. Ambos se ven con los espejos. Para mí que la aldea está maldita y llena de espíritus malvados. Si no, los antiguos dueños no pondrían espejos por toda la casa. Tenemos que salir de aquí cuanto antes -dije preocupada-.

Lara anduvo hacia una ventana y la madera del suelo chirrió. Miró a través de ella y vio que la lluvia había cesado, pero había una niebla de aspecto tenebroso y misterioso que no permitía ver ni a un metro, y la chica nos dijo a las demás:

- Ha dejado de llover, pero hay una niebla muy espesa y, por lo tanto, no podemos salir.

Preparamos las camas, que estaban muy viejas y en el desván. Abrimos un baúl en el que había únicamente una carta.

“Querido Marcos, soy Laura. No puedo salir contigo por ahí esta tarde porque me mudo a Alcañiz ya que, si no lo hacemos, los espíritus nos matarán. Laura, 21 - IV - 1919”.

Nuria dedujo que había espíritus malvados en la casa. Teníamos pruebas.

Como Rebeca no había hablado aún, nos giramos para verla y nos dimos cuenta de que no estaba.

En los espejos vimos a un espíritu con un cuchillo ensangrentado. Su tez era verdosa y amarillenta, las cuencas de sus ojos apenas se notaban, su pelo era lacio y corto, de un color rojizo anaranjado. Sus ropas eran harapientas y los zapatos tenían muchos agujeros. Sin duda, quería hacernos algo.

Se acercaba lentamente hacia nosotras. Eloísa cogió un palo y le empezó a golpear. Él la tiró al suelo. Agarró con fuerza su cuchillo, lo levantó hacia arriba y…

El caso es que aparecí en mi cuarto, tumbada en la cama. Era de noche. Pensé: “ha sido sólo un sueño”.


Por la mañana me reuní con mis amigas en el instituto, con todas menos con Rebeca. Seguía sin aparecer, y ya no volvió a aparecer nunca más.


SILVIA BERJÓN ARGENTE (1ºC)