BLOG DEL DEPARTAMENTO DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA DEL IES BAJO ARAGÓN (ALCAÑIZ)

UN BLOG PARA PENSAR, CREAR Y APRENDER

miércoles, 11 de marzo de 2009

EL UNICORNIO

En un reino muy lejano vivía un rey que quiso probar a sus nobles, para ver si ellos tenían lealtad. Sus nobles eran un unicornio, un caballero y un brujo. El rey les dijo que debían traer cada uno, su tesoro más preciado.

El caballero pensó y pensó, y decidió dar mil caballos, mil ovejas y mil sacos de oro, pero no le dio su tesoro más preciado, que era su espada.

El brujo le dio la fórmula de la inmortalidad y la poción de la vista de águila, pero su tesoro más preciado era una caja que le hacía transformarse en lo que quisiera, y no la entregó.

El unicornio decidió dar al rey su ejército de caballos, que eran los más veloces, fuertes y astutos del reino. Luego pensó que no le había dado su tesoro más preciado, que era su cuerno. Por ello se cortó el cuerno, que tenía remedio contra todos los males y se lo regaló.

El día del regalo, el caballero dio al rey su regalo, pero el rey le contestó que no era su favorito, porque no había dado su tesoro más preciado. Después fue el brujo y le dio su regalo, pero no le gustó. Entonces el unicornio le dio su cuerno, al verlo el rey le dijo que él era su favorito, porque al cortarse el cuerno perdía su honor y pasaba a ser un caballo normal.

Por ello el unicornio heredó el reino.


Moraleja: Hay que ser generoso.

RAÚL MONSERRATE. 1º ESO B.

EL CABALLERO

Hace muchos años, en el corazón de la selva subsistía una tribu con un hechicero muy poderoso. Era experto en magia negra, en elaborar pócimas secretas. El brujo era avaricioso, vengativo y malvado. Quería llegar a ser el hombre más poderoso de la Tierra y someter a los que no le hicieran caso. Para ello había preparado una pócima que aumentaría sus poderes cinco veces, pero le faltaba el ingrediente esencial, un cuerno de unicornio. Él sabía que quedaba solo uno que se hallaba en el norte. Eligió a los cinco guerreros más fuertes de la tribu y empezó un largo viaje en busca del unicornio.
En la otra punta del mundo, en un hermoso castillo vivía un famoso caballero, poseía al último unicornio que existía. Montado sobre él no tenía rival. Era el hijo de un rey. Era bueno, amable y justo, la gente lo adoraba. Además iba a ser rey, dentro de un mes sería su coronación.
Mientras tanto, el brujo le estaba espiando con su bola de cristal y pensaba atacarle el día de su coronación. Ya casi había llegado al palacio pues en un par de días sería la coronación.
La ciudad estaba muy protegida y había muchos soldados vigilando. Llegó a la puerta principal de la muralla, había siete soldados pero el brujo les hipnotizó y les quitó la ropa, se la pusieron ello para pasar desapercibidos. Llegaron al palacio y entraron sin dificultad. Dio comienzo la celebración, el brujo hipnotizó a los sirvientes y estos le llevaron hasta el unicornio. El brujo ordenó a sus guerreros que mataran al príncipe. Irrumpieron en su habitación, el príncipe corrió a por su espada, se dio la vuelta y atravesó a un guerrero, entonces aparecieron otros dos, pero el príncipe los esquivó y les clavó su espada. Vinieron muchos guardias sobresaltados por el ruido y acabaron con los otros dos. Mientras tanto el hechicero estaba intentando llevarse al unicornio cuando el príncipe entró en la sala y sin que el brujo pudiera evitarlo le atravesó con la espada en el costado.
En ese tiempo el unicornio escapó del palacio, donde nunca volvió. Marchó hacia unas tierras desconocidas para los hombres, allí vivió junto con otros unicornios y criaturas mágicas que allí habitaban en paz.

FIN
ANDRÉS CRUZ. 1º ESO A.

viernes, 6 de marzo de 2009

EL ÚLTIMO UNICORNIO

Hace muchos años, aún había magia en la Tierra y esta emanaba de todos los lugares; desde los sitios más siniestros y solitarios hasta de las más bellas fuentes por las que los niños jugaban alrededor. Esta la historia de cómo la magia desapareció de la Tierra y de cómo dos héroes la salvaron... hasta lo inevitable.
Amaneció una calurosa mañana de verano en una diminuta isla llamada Yhôll, el paso de los años y una terrible tragedia hizo que esta desapareciera, en la que vivían los antiguos hechiceros. Y, aunque esa mañana fuera calurosa, también era oscura, fría y triste. Todos los hechiceros la vieron despertar bajo una gran masacre, por todas partes se podían advertir los cuerpos inertes de cientos de magos, e igual pasaba en todos los lugares de la Tierra en los que se podía notar la magia. Así, los valiosos unicornios también fueros cayendo en los bosques, pero se pudo salvar uno, el último unicornio que salvaría al mundo de la desaparición de la magia.
Jack era un joven mago al que El Consejo había encomendado una gran tarea, proteger a ese último unicornio con su vida para que la magia no desistiera. Igualmente, en las tierras de Uria se le mandaba a Kyle, un avanzado aprendiz de guerrero la misma tarea. Antes de marchar los muchachos cogieron lo necesario para el viaje; Kyle tomó a su mejor espada y Jack llevó consigo un talismán con el que le sería más fácil utilizar su magia. Kyle montó en su corcel, mientras que Jack se dirigió allí sobre una majestuosa águila de amplias y preciosas alas. Así, los dos marcharon el lugar en el que les esperaba el unicornio.

Ambos llegaron a la vez a los bosques del norte y no tardaron en llegar a la torre en la que las más bondadosas criaturas cuidaban con mucho cariño del unicornio. Esta era la criatura más bella que os podáis imaginar, tanta que los jóvenes aprendices quedaron hipnotizados por ella. El unicornio era blanco como la nieve, al igual que sus infinitas crines, su aspecto era suave y sus ojos azules como el mar el pleno verano, con una luz única y propia. En su frente se alzaba un perfecto cuerno con forma de espiral y su cola llegaba hasta el suelo.
Las criaturas que cuidaban del unicornio no tardaron en informar a los recién llegados de su posición. Al parecer, el Señor Oscuro, causante de todas las masacres ocurridas, se había enterado de que todavía quedaba un unicornio y estaban seguros de que no tardaría en enviar a su mejor asesino junto con su mejor tropa de los más fuertes entes aliados a él. Nada más oír aquello Jack aumentó las defensas de la torre con su magia, y Kyle se asomó a los ventanales para asegurarse de que no venía nadie, pero no fue así. Una horda de poderosos seres avanzaba rápidamente hacia el refugio y el que iba al mando tenía toda la pinta de ser un despiadado y sanguinario asesino, tal y como la sabia compañera les había advertido. Kyle desenvainó su espada y bajó corriendo las escaleras para enfrentarse a sus enemigos. La lucha fue dura, pero algunas criaturas le ayudaron y así poco a poco fueron eliminando la horda. Kyle se adelantó para enfrentarse contra el que parecía ser el más poderoso, ero en la batalla este ente consiguió partir en dos la espada de Kyle. En ese momento apareció Jack para socorrerlo. En cuanto acabó con la amenaza subió a defender la torre, estaba seguro de que el asesino había subido. Allí lo encontró, demasiado cerca del unicornio y este intentó frenarlo, pero el asesino lanzó una estocada letal hacia el mago que penetró en su costado. El asesino, dando ya por muerto a Jack, se acercó al unicornio para cumplir su misión, pero justo antes de que lo consiguiera, un torrente de magia lo convirtió en una estatua de hielo. Mientras el mago se curaba con su propia magia, Kyle subió y encontró la escena de tal manera que no tardó en darse cuenta de lo que pasaba y no dudó en romper la estatua de hielo con lo que le quedaba de la espada.
Una vez que todo pasó, el unicornio quiso recompensar a Jack y Kyle su valía y su ayuda. Lentamente este se acercó a Kyle y agachó su cabeza hasta que su cuerno rozó la espada que el guerrero todavía sostenía en sus manos y esta se juntó a la otra mitad, con la que se fusionó tras una llamarada aparecida de la nada. Después, se volvió hacia Jack y tras dar dos golpes son una de sus pezuñas en el suelo, una luz cegadora apareció y tras ella un majestuoso báculo que otorgó al mago. El unicornio le explico que ese no era un báculo cualquiera, sino que además de su fuerte y potente poder le advertiría del peligro, tanto del suyo como del de sus seres queridos y que sólo respondería ante él.
Más tarde, los dos muchachos subieron a sus respectivas monturas y se fueron a sus tierras, siempre con el recuerdo de aquella preciosa criatura, el unicornio.

Moraleja: La bondad y el esfuerzo siempre son recompensados.
LAURA HERRERO. 1º ESO A.