BLOG DEL DEPARTAMENTO DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA DEL IES BAJO ARAGÓN (ALCAÑIZ)

UN BLOG PARA PENSAR, CREAR Y APRENDER

lunes, 21 de diciembre de 2009

UN DIENTE EXTRAVIADO


Todavía lo recuerdo, ya hace seis años pero es una anécdota que me gusta recordar:
Todo comenzó una tarde de otoño, llevaba mucho tiempo con una muela que se me movía , eso para mí era buena señal, pronto llegaría el
ratoncito Pérez.
Esa tarde mientras comía el bocadillo un crujido me llamó la atención, ¡era mi diente !. Como todos los años me disponía a lavar mi diente y colocarlo debajo de la almohada ya que los pasados años me había regalado muchas cosas: una hucha, un libro, un pack de manualidades… Pero este año ocurrió una desgracia. Mientras estaba lavando mi diente un pequeño descuido hizo que éste cayera por el lavabo , yo grité : ¡Noooo!, pero era inútil, corriendo fui a mamá y se lo expliqué todo. Ella me tranquilizó y me dijo que le podía escribir una bonita carta contándole lo sucedido y que él lo comprendería . Era mi primer diente perdido, con mucha rabia hice una carta preciosa: con muchos colores y dibujos del ratoncito Pérez, su casita de dientes y por supuesto le conté todo lo sucedido. La cerré muy bien y le encargue a mamá que se ocupara de que llegara hasta Pérez. Así fue o por lo menos eso es lo que me hizo creer mamá , pero no por mucho tiempo . Regirando en sus cajones encontré mi valiosa carta. Yo fui a pedirle una explicación. Ella un poco nerviosa me explicó que Pérez no existía y que todos mis dientes y mi carta los guardaba en una cajita de metal. Yo me quedé
desilusionado, tras unos días de enfado lo acepté.
A pesar de ello, yo me consolaba diciendo:
¡Todavía me quedan Papá Noel y los Reyes Magos!
Menuda chiquillada.

IGNACIO TRULLENQUE. 1º ESO D.

viernes, 4 de diciembre de 2009

RATONCITO PÉREZ


Todo empezó cuando tenía 8 años. A mi se me cayó un diente de leche, yo no paraba de pensar en qué me iba a dejar el Ratoncito Pérez, mi madre cada vez que le preguntaba me decía que “el Ratoncito aún no había cobrado y yo le preguntaba a mi madre que cuándo iba a cobrar, ella me respondía que “a final de mes “.

Y cuando llegó fin de mes mi madre ya había cobrado y esa misma noche el ratoncito me dejó un regalo debajo de la almohada y me di cuenta que el Ratoncito Pérez era mi madre.


NARIMANE KEBAILI. 1º D.

EXPERIENCIA DE 4.


En estas vacaciones de verano íbamos tres amigos y yo a la piscina de una amiga. Querol dijo que por el atajo llegaríamos antes y como íbamos un poco justos de tiempo fuimos por donde él dijo, pero el atajo era un ascensor viejo que no se suele estropear. De pronto el ascensor se paró. Se abrió un poco la puerta y pude ver que estábamos entre el primer y el segundo piso.

Llamamos al botón de emergencia que tenía el ascensor pero no contestó nadie. A los cinco minutos volvimos a llamar y ahora sí que contestaros, les dijimos donde estábamos y nos dijo que en diez minutos estaría allí. Al cuarto de hora de estar dentro del ascensor ya empezaba a hacer calor.

De repente, el ascensor se movió. Gabriel que también estaba, se asustó y nos decía que nos íbamos a morir. El señor que tenía que venir tardó unos veinte minutos en llegar, se hizo muy larga la espera. Cuando llegó , se subió encima del ascensor y lo arregló. Después lo llamó desde abajo y el ascensor bajó.

Cuando salimos teníamos frío ya que en el ascensor hacía mucho calor. Le dimos la mano como agradecimiento.

Habíamos perdido mucho tiempo y el atajo no resultó ser muy bueno, pero teníamos que seguir hasta la casa de la amiga.

De camino nos reímos mucho por lo que nos pasó. Teníamos mucho calor y nos metimos al río. El agua estaba fría y nos costó un poco meternos, nada más entrar Querol salió corriendo del agua y le dijimos:

-¿Qué te pasa?

Y dijo:

-¡El móvil!

Se había metido con el móvil, lo dejó al sol un rato y después lo secó con su camiseta. Lo probó y: ¡funcionó!

Volvimos a perder tiempo en nuestro camino. Seguimos andando y cuando llegamos hacía rato que estaban todos nuestros amigos.

Les contamos todo los que nos pasó y se reían, pero si les hubiera pasado a ellos no se reirían tanto. Nos metimos a la piscina y terminamos de pasar la tarde muy bien.


DANIEL ROCA. 1º D.

EL HOSPITAL


Voy a contar el caso más espantable y prodigioso que buenamente imaginarse puede, caso que hará erizar el cabello, horripilarse las carnes, pasmar el ánimo y morirse de miedo. Os voy a contar tres historias de miedo, basadas en hechos reales, pueden ocurrir en cualquier hospital, cualquier día, cualquier noche…

Ocurrió lo que ya se esperaba durante un largo tiempo; una persona falleció en la habitación de un hospital solo y sin compañía, después de morirse se lo llevaron de la habitación, y durante la noche, cuando los enfermos necesitaban algo llamaran al timbre, pero la sorpresa del personal que estaba trabajando fue descubrir que el único timbre que sonaba durante la noche era de la habitación donde había fallecido esa persona. Las enfermeras tenían tanto miedo de entrar en la habitación porque no sabían si sería su espíritu el que llamaba pidiendo ayuda, ya que murió solo y triste.

Pudieron descubrir que fue su espíritu porque después grabaron en una cinta los sonidos y las voces quedaron en la habitación.

Otra historia es que en ese mismo hospital trabajaba una enfermera que podía sentir la muerte de una persona que iba a morir pronto. Aunque él no lo supiera.

Cuando entraba en la habitación de la persona que iba a morir, ella veía una sombra negra con la forma de una persona encapuchada a los pies de su cama y sentía un frió enorme que le recorría todo el cuerpo, desde los pies hasta la cabeza. Y a las pocas horas esa persona moría.

Otra pequeña historia es que cuando muere un paciente se le traslada en ascensor hasta el depósito acompañado por un celador. Pero un día sucedió que ese celador casi se muere de miedo al ver que dentro del ascensor el muerto se puso sentado en la cama, aunque solo fueron unos segundos.

¿Serán ciertas? ¿Habrán sucedido alguna vez…?


EVA HERRERA. 1º D.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

UNA TARDE INOLVIDABLE

La luz del gas le permitió ver a Jaime que una garra velluda, provista de dedos gelatinosos, emergía entre el agua.
No lo pudo evitar y Jaime salió corriendo y gritando:
-¡Socorro, socorro!- pero no había nadie. En ese momento a Jaime sólo se le pasó una cosa por la cabeza: como el monstruo estaba saliendo del agua no tenía mucho tiempo; hacía poco habían restaurado un convento que en tiempos albergaba leyendas malditas. Jaime pensó que con la nueva construcción las maldiciones habrían desaparecido. Así que se acercó huyendo despavoridamente del monstruo peludo.
El monstruo empezó a perseguirle aunque, afortunadamente para Jaime, era muy pesado y lento. Al llegar al convento Jaime estaba muy agotado, tan agotado que se bebió todo el agua bendita. Le dio tiempo a mirar si había alguien en la calle, Jaime se hizo un escondite muy bueno, cogió cruces sagradas, una vela y un mortero e hizo una especie de ritual, pero a mitad del ritual el monstruo apareció.
Jaime se escondió, pensaba que al llegar a la iglesia del convento el monstruo se haría más débil, pero fue todo lo contrario.
Desde su escondite, aterrado, pensó que el ritual no había servido para nada (bueno sí, para ocasionar efectos contrarios a sus deseos).
El monstruo, desesperado, empezó a destrozar todo lo que le rodeaba. Jaime pensó que llegaba su fin cuando, de repente, vio cómo el monstruo acurrucado y agotado, se transformaba en un joven muchacho.
Jaime se dio cuenta de que las leyendas del convento todavía existían porque en sus brazos empezó a salir un suave y espeso vello…

MANUEL AGUILAR LEDESMA 1ºA

EL MISTERIO DEL CEMENTERIO

¿Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. Me es imposible decir cómo me entró aquella idea en la cabeza, pero día y noche estaba pensando en ella, era como si unas almas me estuvieran susurrando hechos tenebrosos que se que se quedan grabados y que en cada sueño recordaba.

-¡Ya no aguanto más!- dije –Voy a averiguar de dónde ha salido todo esto, y lo cortaré de raíz.

Al siguiente día era ”todos los santos” y se me ocurrió ir a investigar si esos ruidos salían del cementerio.
Al llegar, la puerta estaba cerrada y tuve que saltar el muro de piedra.
Una vez dentro observé que no se veía mucha gente. A medida que me iba adentrando oía con más intensidad un ruido que parecía salir de una esquina.

El ruido era más fuerte cada vez, hasta que al final vi qué lo provocaba. Era un pájaro carpintero que estaba picando un árbol.

RAÚL GARGALLO CARCELLER 1ºC

TENSIÓN EN LA ALDEA

Era un día feo, nublado, desangelado. Mis amigas Eloísa, Lara, Rebeca, Nuria y yo, habíamos salido al monte de nuestro pueblo a hacer senderismo un rato. Había muchísimos caminos, sitios no explorados por la gente, y una infinidad de casas y aldeas abandonadas en otras épocas. De repente, cuando casi estábamos en la cima, empezó a llover a cántaros. Decidimos refugiarnos en una casa, cómo no, abandonada. Les dije a mis amigas:

- Chicas, yo no conozco este lugar.

A nuestros pies se extendía una cuesta enorme empedrada, con muchísimas casas casi en ruinas que aún conservaban el techo y los tejados. Ya eran las nueve de la tarde. De momento, nos cobijamos en el portal de la casa. Lara propuso que nos quedásemos a pasar la noche, Nuria creyó oportuno que llamásemos a nuestros padres ya que seguía lloviendo fuertemente, Eloísa dijo que no había cobertura y Rebeca asintió con la cabeza. Rebeca era la callada del grupo. En la piedra de la montaña estaba grabado: “Aldea de los espíritus”. Nos quedamos pasmadas. Entramos en la casa con un miedo enorme a pesar de ser aventureras. Comprobamos que la casa estaba llena de espejos.

- Los espíritus y los espejos tienen mucho que ver -dije-.

- ¿En qué? -preguntó Nuria-.

- Mi prima Elena me contó que los espíritus podían ser buenos o malos. Ambos se ven con los espejos. Para mí que la aldea está maldita y llena de espíritus malvados. Si no, los antiguos dueños no pondrían espejos por toda la casa. Tenemos que salir de aquí cuanto antes -dije preocupada-.

Lara anduvo hacia una ventana y la madera del suelo chirrió. Miró a través de ella y vio que la lluvia había cesado, pero había una niebla de aspecto tenebroso y misterioso que no permitía ver ni a un metro, y la chica nos dijo a las demás:

- Ha dejado de llover, pero hay una niebla muy espesa y, por lo tanto, no podemos salir.

Preparamos las camas, que estaban muy viejas y en el desván. Abrimos un baúl en el que había únicamente una carta.

“Querido Marcos, soy Laura. No puedo salir contigo por ahí esta tarde porque me mudo a Alcañiz ya que, si no lo hacemos, los espíritus nos matarán. Laura, 21 - IV - 1919”.

Nuria dedujo que había espíritus malvados en la casa. Teníamos pruebas.

Como Rebeca no había hablado aún, nos giramos para verla y nos dimos cuenta de que no estaba.

En los espejos vimos a un espíritu con un cuchillo ensangrentado. Su tez era verdosa y amarillenta, las cuencas de sus ojos apenas se notaban, su pelo era lacio y corto, de un color rojizo anaranjado. Sus ropas eran harapientas y los zapatos tenían muchos agujeros. Sin duda, quería hacernos algo.

Se acercaba lentamente hacia nosotras. Eloísa cogió un palo y le empezó a golpear. Él la tiró al suelo. Agarró con fuerza su cuchillo, lo levantó hacia arriba y…

El caso es que aparecí en mi cuarto, tumbada en la cama. Era de noche. Pensé: “ha sido sólo un sueño”.


Por la mañana me reuní con mis amigas en el instituto, con todas menos con Rebeca. Seguía sin aparecer, y ya no volvió a aparecer nunca más.


SILVIA BERJÓN ARGENTE (1ºC)

jueves, 19 de noviembre de 2009

EL LLANTO MISTERIOSO

Era sábado, 31 de Octubre. Tres amigos andaban por el parque sin saber qué hacer para pasar la tarde. A lo lejos vieron una mansión, que el día anterior no estaba allí. A simple vista ya se veía que era terrorífica, pero a los niños no les importó y decidieron entrar. Cuando ya estaban dentro, se cerró la puerta. Rose oyó un grito muy fuerte, y pensó: “¡Aquí hay fantasmas!”. Sus dos amigos, Pablo y Roberto, corrieron hacia la puerta, pero no se abría. Muertos de miedo, los tres amigos empezaron a subir las escaleras y cuando se encontraron delante de la primera puerta, un fuerte viento los sorprendió, y Pablo se cayó al suelo. Siguieron subiendo y llegaron a la segunda puerta en la que ponía: “La ley más importante de los muertos se encuentra en esta habitación”. Roberto intentó abrirla y casi se le cae la puerta encima. Corrieron escaleras arriba y aparecieron en un pasillo. Al fondo se veía una tercera puerta, grande y hecha de hierro. Entonces Rose volvió a oír algo, esta vez escuchó bien y se dio cuenta de que eran lloros y llantos.
Sintieron en la cara un aire frío al abrir la puerta de la habitación a oscuras. Su miedo fue superado por la impresión de lo que veían. En medio de la habitación había una vieja cuna de hierro y de allí venía el llanto que se oía cada vez más fuerte. Se inclinaron sobre la cuna, esperando ver al bebé que estaba llorando. Rose extendió una mano para acariciarle la cabecita y apartó las mantas que lo cubrían. La cabeza cayó hacia un lado y rodó fuera de la almohada. Entonces dejaron de escuchar el llanto.
Los tres se quedaron paralizados y sin aliento. Empezaron a sudar. Se trataba de la cabeza de una muñeca, no era la de un bebé.
En ese momento dos esqueletos vestidos con ropas podridas entraban en el dormitorio a través de la puerta y los tres niños gritaron con todas las fuerzas que les quedaban. Uno de los esqueletos, el que iba vestido de mujer, los miró y dijo:
¡¡CHSSS.. NO DESPERTÉIS AL BEBÉ!!

RAQUEL FERRANDO 1ºC

LA MANSIÓN ABANDONADA

La historia nos había hipnotizado. Sentados alrededor del fuego en una mansión vetusta, una noche de Navidad, la historia nos había dejado sin aliento.
Os explicaré todo.
Era 24 de Diciembre y como todos los años antes de cenar me iba con mis amigos a cantar villancicos por las casa.
De pronto, a lo lejos, vimos una mansión enorme:
su tejado puntiagudo rozaba las nubes que cubrían el cielo, sus más de 1.000 ventanas estaban rotas y medio caídas y su alta y estrecha chimenea echaba constantemente un humo negro.
A pesar del terror que nos comía por dentro, decidimos llamar a la puerta.
Nadie nos abría, entonces unos de mis tres amigos decidió llamar un poco más fuerte. Lo que él no se esperaba es que al llamar la puerta se fuera a abrir sola.
Nos asomamos y echamos un vistazo a toda la casa, al ver que no había nadie y que el fuego estaba encendido, decidimos contar historias de miedo.
Comenzó Alberto y dijo:
“Era Nochebuena, como hoy, y una mujer estaba yendo al supermercado con su perro, pero como en las tiendas no pueden entrar animales decidió dejar el perro atado a una farola mientras compraba. Al salir, su perro ya no estaba y asustada entró en un callejón a buscarle, se oían ladridos y de pronto…”
Era el turno de Javier, y comenzó:
“La noche ya caía sobre la ciudad. Un hombre anciano, cuando ya estaba a punto de dormirse, se arropó con las sábanas de su cama y…”
Y así una historia detrás de otra.
Ya nos estábamos yendo y de repente entró al salón un hombre. Muertos de miedo empezamos a gritar, él nos dijo que era el propietario de la casa y que no pasaba nada porque hubiéramos entrado ya que la puerta estaba abierta.
Ya más calmados todos, el hombre nos dijo:
“Os he oído que contabais historias de miedo, si se puede llamar así, porque eso no es nada comparado con lo que yo os voy a contar ahora…
Era el mismo día que hoy pero hace 27 años, como todos los años dejé la puerta abierta para que algún niño entrara y al cabo de un rato bajar y conocerle como ahora a vosotros. Así que bajé, pero no os podéis imaginar lo que vi: había un esqueleto sentado en mi sofá y un niño sangrando cantaba alrededor de la chimenea. De repente me desperté en el hospital, todo había sido un mal sueño al caerme y golpearme en la cabeza al bajar las escaleras. A pesar de que esa imagen no fue real nunca he podido olvidarla.”
Nosotros, a pesar de que todo eso solo hubieran sido alucinaciones de aquel hombre, estábamos temblando de miedo.
Nos despedimos y volvimos cada uno a su casa. Yo, al llegar, estaba pálido y nunca olvidaré aquella terrorífica historia.

MARINA GARCÍA ESPALLARGAS 1ºA

LA CLASE MALDITA

Todo sucedió en el colegio, en el aula R8, el día en que nuestra profesora nos encargó un trabajo de lengua en el que teníamos que contar una historia de terror.

Nos encargó el trabajo un lunes y debíamos entregárselo al siguiente lunes. Teníamos una semana por delante para inventarnos la historia. Desgraciadamente no hizo falta.

Los acontecimientos que sucedieron y que os contaré fueron lo suficientemente terroríficos para no tener que inventarnos nada.

Martes 20: al entrar a clase vimos con sorpresa cómo la pizarra estaba boca abajo y llena de letras. Cuando le dimos la vuelta pudimos leer lo que estaba escrito: Susan, Susan, Susan, Susan... Todos pensamos que era una broma que nos habían gastado los compañeros de otras clases. Nadie le dio importancia.

Miércoles 21: la pizarra estaba igual que el día anterior pero, las letras estaban escritas con una tinta roja. Nosotros pensamos que sería salsa de tomate.

Jueves 22: ese día llegamos a clase con cierto miedo por lo que nos podíamos encontrar, pero la clase estaba normal. Cuando llegó la profesora notam
os en sus ojos una mirada de miedo que no habíamos visto nunca. Cuando nos dijo que lo que pensábamos que era salsa de tomate era sangre, comprendimos ese miedo en sus ojos. Nos dijo que lo estaban investigando.

Viernes 23: hasta que subimos del recreo todo había ido con normalidad. De repente Luis empezó a temblar y se le pusieron los ojos en b
lanco. Temblaba cada vez con más fuerza, moviendo la mesa y la silla. De su boca sólo salían estas palabras: fuera de mi clase, fuera de mi clase... Cayó al suelo y no despertó. Se lo llevaron al hospital y nos dijeron que estaba en coma. Estábamos muy asustados por lo que había pasado y lo que podría pasar.

Sábado 24: la profesora vino a mi casa para ver a mi padre. Me escondí detrás de la puerta y pude oír cómo hablaban de todo lo que había pasado últimamente. Descubrí que habían sido compañeros y que la R8 había sido su clase. Hablaban de la extraña muerte de una compañera suya. Nunca llegaron a saber por qué murió repentinamente rodeada de todos sus compañeros. Esa niña se llamaba Susan.
Eran las tres de la mañana cuando oí el coche de los bomberos que iba dirección al colegio. Todos fuimos a ver lo que había pasado. Vimos llamas, pero lo único que ardía era nuestra clase.

Domingo 25: mi padre fue a una reunión a la que acudieron todos los antiguos compañeros de Susan. Me dijo que iban a cerrar la clase y que nadie podría entrar nunca en ese aula. De esta manera dejaríamos descansar el espíritu de Susan Jackson.

Lunes 26: acudimos al colegio como todos
los días, pero a un aula diferente. La profesora estaba hablando con nosotros cuando le llamaron al móvil: Luis había despertado del coma y se encontraba bien.
Por fin todo había terminado, Susan descansaba en paz.



ISABEL ARIÑO MIRANDA 1ºA

miércoles, 18 de noviembre de 2009

UN REGALO ESPECIAL

La historia nos había aterrorizado. Sentados alrededor del fuego de una mansión vetusta, una noche de navidad la historia nos había dejado sin aliento. Se hizo de noche y teníamos que regresar a nuestras casas.

Entré y directamente me fui a la cama porque tenía sueño, mis padres ya dormían. Intentaba dormir pero no podía, la historia que nos habían contado era escalofriante. Decidí despejarme para ver si luego podía conciliar el sueño. Fui hacia la puerta para salir por el barrio a dar una vuelta, pero no podía, la puerta me lo impedía. Yo, asustado llamé a mis padres pero extrañamente no me contestaban pero ¡cómo podía ser! Subí al desván para ver si podía salir por una ventana pero estaba tapiada, fui a otra, también estaba ¡qué horror! todas las ventanas estaban tapiadas. Ya eran las dos de la madrugada, y yo estaba aislado en mi propia casa .De repente oí un ruido extraño que venía del sótano, bajé con miedo ¡era mi madre!, ¡aleluya! pero tenía una cara muy extraña, me ofreció un vaso de leche, lo fui a coger y de repente cayó una gota de sangre del techo, era mi padre muerto. Sentí Terror, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Mi madre, por decirlo así, me persiguió como una loca gritándome que me iba a matar. Yo me encerré en mi vestidor, ella lo rompió y me dijo: “hijo mío te voy a dar mi regalo de navidad: LA MUERTE


Gabriel González Lacueva (1ºD)

UNA NOCHE EN EL CEMENTERIO


En una fría y húmeda noche de invierno, un grupo de amigas estaban aburridas y no sabían qué hacer. Entonces, a una de ellas se le ocurrió una idea: a ver quién se atrevía a ir esa misma noche al cementerio. En ese momento todas se hicieron las valientes y dijeron que sí. Cogieron las linternas y empezaron a caminar.
A mitad del camino se encontraron a unos amigos del instituto. Ellos les preguntaron a dónde iban; al enterarse de lo que hacían, les gustó la idea y se unieron a ellos.
Al llegar al cementerio les empezó a entrar miedo, pero todos disimulaban, Unos a otros se ayudaron para saltar el muro.
Cuando ya estaban dentro, comenzaron a oír unos ruidos extraños. Estaban tan asustados que no se atrevían ni a moverse. Los ruidos cada vez eran más fuertes. Se agarraron unos a otros y empezaron a caminar lentamente. De pronto empezaron a oír sus nombres, que salían de unas voces tenebrosas.
Al darse la vuelta les pareció ver algo que se movía. Se fijaron bien y vieron la silueta de dos fantasmas. Dijeron: “si los fantasmas no existen, ¿qué es esto? ¡Alguien nos está gastando una broma! ”.Empezaron a perseguirles y les cogieron.
Les hicieron quitar el disfraz y los reconocieron.
Eran los hermanos de una de las chicas que se enteraron de lo que iban a hacer. No les hizo ninguna gracia la broma y decidieron que se vengarían de ellos.

Olga Espallargas Vidal (1ºC)

HISTORIA DE MIEDO

La noche era fría y húmeda, pero en la pequeña sala los postigos estaban cerrados y el fuego ardía vivamente.
Estaba solo sentado en el sofá de mi huerta, a las afueras del pueblo. Estaba viendo una película de miedo y llamaron a la puerta.
Tenía mucho miedo, fui despacio a abrir la puerta mientras que se escuchaban unas risitas no muy acogedoras.
Abrí la puerta, y no encontré nada.
Salí un par de metros hacia fuera, me giré y vi como se cerraba la puerta: ¡Plaf!
Se cerró la puerta y pasó una bandada de pájaros, parecían cuervos.
Se volvieron a escuchar las risas que provocaban unas sensaciones muy malas.
Intenté abrir la puerta pero cuando me giré hacia fuera, vi una cara horripilante, llena de suciedad, rasguños, granos y demás cosas que puedas imaginar.
Parecia tener alrededor de 60 años y me preguntó si se podía quedar a dormir un par de noches.
Se quedó abajo viendo la tele, curándose las heridas con un paño empapado, mientras que yo le preparaba la cama arriba.
Bajé y me preguntó qué había para cenar.
Había sopa de tomate. Preparé la cena mientras que ella seguía viendo la tele.
Cenamos los dos juntos y nos fuimos a dormir cada uno a una habitación.
Al dia siguiente, no me desperté. Me habían asesinado.
NACHO IBÁÑEZ. 1º ESO D.

lunes, 1 de junio de 2009

La llegada del verano.

Las flores renacen con la luz veraniega
gana color una nueva vida,
damas que visten traje de seda
danzan alegres al son de la brisa.

Sabios anuncian lo que se acerca.
Cascadas que arrojan ilusión y alegría,
grifos que ahogan llantos y penas,
nacen del alma esperanzas y estimas.

Mas el tiempo ahora parece breve.
Beben las horas de la eternidad.
Dañan, arrancan con garras y dientes
tesoros vividos en la inmensidad.

Laura Herrero. 1º A.

La playa.

En verano voy a la playa,
ya es hora de disfrutar.
Tardaré más en levantarme,
me gusta mucho jugar.

Me baño mucho en la playa,
ya ha llegado el calor.
Loros y pájaros cantan
tan alegres bajo el sol.

Descanso mucho en la playa,
yates veo en el mar.
Marcos de fotos llenaré,
recuerdos buenos guardaré.

Cuando vuelva de la playa
ya otra vez aquí estaré.
Recogeré el bañador,
dormiré y de sueños viviré.

Berta García. 1º ESO A.

El verano.

La brisa ligera murmura en mi oído.
El tiempo ha pasado de mirar sin ver.
Y lejano llega un bonito sonido
que anuncia una llegada y se vuelve a perder.

Resulta que el alba perdió su rocío,
de las calurosas mañanas ya no puede beber.
Y mientras el pájaro canta desde el árbol caído,
la luz veraniega acaricia mi piel.

El agua reluce con un frío brillo,
a uno refresca tan solo con ver.
El invierno decide seguir su camino,
a lugares del mundo que aún quedan por recorrer.

Las calles se llenan con las risas de los niños,
la alegría salpica hasta el último ser.
Mientras las horas observan desde un tiovivo
a un nuevo verano que no va a volver.

Laura Herrero. 1º ESO A.

En verano...

Me lo paso bien en verano,
en verano estoy con mis amigos,
con mis amigos voy a la piscina,
en la piscina jugamos todos.

Todos nos lo pasamos bien en verano,
en verano hay fiestas,
en fiestas nos lo pasamos genial,
genial nos lo pasamos en verano.

En verano nos vamos de vacaciones,
vacaciones porque no madrugamos,
magrugábamos antes,
antes no era verano.

Estefanía Bayod. 1º B.

El verano...

Me lo paso bien en verano,
en verano voy a Alfambra,
en Alfambra voy con Julián,
con Julián me lo paso bien en Alfambra.

Me lo paso bien en verano,
en verano voy a Palencia,
en Palencia voy con Kike y Alberto,
con Kike y Alberto me lo paso bien en Palencia.

Helio Rubio. 1º B.

Aunque y siempre.

Aunque algunos días este cansado,
siempre recobro las fuerzas.
Aunque a veces me enfado,
siempre me vuelvo a alegrar.
Aunque mi madre me grite,
siempre la quiero.
Aunque hay gente que no me cae bien,
siempre las respeto.
Aunque mi abuelo esté en silla de ruedas,
siempre está alegre.
Aunque haya guerras en el mundo,
siempre pedimos paz.
Aunque no nos toque la lotería,
siempre jugamos.
Aunque mi bisabuela se murió,
siempre pienso en ella.
Aunque hay gente arrogante en el mundo,
siempre hay buenos.
Raúl Monserrate. 1º B.

miércoles, 27 de mayo de 2009

Siento...

Siento que estás ahí,
pero no te veo.
Siento que te oigo,
pero no haces ruido.
Siento que te huelo,
pero no es cierto.
Siento que te toco,
pero no estás.
Siento a qué sabes,
aunque te desconozco.

Samuel Lacueva.

EL FLAUTISTA DE HAMELÍN.

Había una vez un hombre que sabía hipnotizar a personas o animales.
Un día se desató una enorme plaga de ratones que destrozaba todas las cosechas. El rey daba una recompensa a la persona que acabara con la plaga.
El flautista decidió intentar acabar con la plaga hipnotizando a los ratones. Empezó tocando la flauta, los ratones le seguían, y él los quería llevar hasta una cueva y encerrarlos allí hasta que muriesen, pero como el camino era tan largo, los ratones empezaron a tener hambre y se comieron al flautista.

FIN.
Rubén Albesa.

Yo siento...

Yo siento,
los recuerdos que tuve al visitar los sitios en los que ocurrieron.
Yo siento,
la ilusión de los días que dan comienzo al verano.
Yo oigo,
el sonido de las noches de verano.
Yo escucho,
el sonido de los pájaros en las largas tardes de verano.
Yo huelo,
las flores que nacen en verano.
Yo escucho,
el sonido de las aguas del río cuando se chocan entre sí.

Rubén Albesa.

EL VERANO.

En verano voy de campamento,

en el campamento voy a la piscina,

en la piscina me baño,

me baño y buceo,

buceo con gafas,

con gafas de sol paso los días,

los días se me hacen muy cortos,

muy cortos son los pantalones que llevo,

llevo en la espalda la mochila,

la mochila que me traje al campamento.


Víctor García Pérez.

¡CORRE, MIRA,... EL VERANO!

No pasa un mes y ya llega,
gastando bromas calurosas,
sastre que cose ilusión al alma,
marinero de la brisa marina,
nadando con traje blanco…
¡CORRE, MIRA,… EL VERANO!


Noches con estrellas de colores,
respeta el aire de agosto,
toma el sol con cuidado,
dorado, feliz y simpático.
Como un helado y descanso en un banco.
¡CORRE, MIRA,… EL VERANO!


No existe la pena,
nada de hablar del llanto.
Todos avisan algo.
Gozan de las frutas dulces;
cestas de cerezas guardo en mi saco.
¡CORRE, MIRA,… EL VERANO!






Rosa Carmen Bono Velilla 1ºB 23-5-
09