BLOG DEL DEPARTAMENTO DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA DEL IES BAJO ARAGÓN (ALCAÑIZ)

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jueves, 19 de noviembre de 2009

LA MANSIÓN ABANDONADA

La historia nos había hipnotizado. Sentados alrededor del fuego en una mansión vetusta, una noche de Navidad, la historia nos había dejado sin aliento.
Os explicaré todo.
Era 24 de Diciembre y como todos los años antes de cenar me iba con mis amigos a cantar villancicos por las casa.
De pronto, a lo lejos, vimos una mansión enorme:
su tejado puntiagudo rozaba las nubes que cubrían el cielo, sus más de 1.000 ventanas estaban rotas y medio caídas y su alta y estrecha chimenea echaba constantemente un humo negro.
A pesar del terror que nos comía por dentro, decidimos llamar a la puerta.
Nadie nos abría, entonces unos de mis tres amigos decidió llamar un poco más fuerte. Lo que él no se esperaba es que al llamar la puerta se fuera a abrir sola.
Nos asomamos y echamos un vistazo a toda la casa, al ver que no había nadie y que el fuego estaba encendido, decidimos contar historias de miedo.
Comenzó Alberto y dijo:
“Era Nochebuena, como hoy, y una mujer estaba yendo al supermercado con su perro, pero como en las tiendas no pueden entrar animales decidió dejar el perro atado a una farola mientras compraba. Al salir, su perro ya no estaba y asustada entró en un callejón a buscarle, se oían ladridos y de pronto…”
Era el turno de Javier, y comenzó:
“La noche ya caía sobre la ciudad. Un hombre anciano, cuando ya estaba a punto de dormirse, se arropó con las sábanas de su cama y…”
Y así una historia detrás de otra.
Ya nos estábamos yendo y de repente entró al salón un hombre. Muertos de miedo empezamos a gritar, él nos dijo que era el propietario de la casa y que no pasaba nada porque hubiéramos entrado ya que la puerta estaba abierta.
Ya más calmados todos, el hombre nos dijo:
“Os he oído que contabais historias de miedo, si se puede llamar así, porque eso no es nada comparado con lo que yo os voy a contar ahora…
Era el mismo día que hoy pero hace 27 años, como todos los años dejé la puerta abierta para que algún niño entrara y al cabo de un rato bajar y conocerle como ahora a vosotros. Así que bajé, pero no os podéis imaginar lo que vi: había un esqueleto sentado en mi sofá y un niño sangrando cantaba alrededor de la chimenea. De repente me desperté en el hospital, todo había sido un mal sueño al caerme y golpearme en la cabeza al bajar las escaleras. A pesar de que esa imagen no fue real nunca he podido olvidarla.”
Nosotros, a pesar de que todo eso solo hubieran sido alucinaciones de aquel hombre, estábamos temblando de miedo.
Nos despedimos y volvimos cada uno a su casa. Yo, al llegar, estaba pálido y nunca olvidaré aquella terrorífica historia.

MARINA GARCÍA ESPALLARGAS 1ºA

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