BLOG DEL DEPARTAMENTO DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA DEL IES BAJO ARAGÓN (ALCAÑIZ)

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miércoles, 14 de enero de 2009

EL LAGO DE LOS DIAMANTES

Aquel día de verano, un día de esos en los que uno no sabe qué hacer, que por más que pienses algo para divertirte un poco, no consigues sacar de la cabeza mas que: “¡Uf qué calor! ...”
Todos de vacaciones y yo allí, sentada en la calle bajo el sol, que parecía querer quemar mis pensamientos. Una nube lo tapó, fue entonces cuando mi cerebro se enfrió y vagamente asomó a mi cabeza la gran idea de ir abañarme al Lago de los Diamantes. Siempre me había gustado ir allí. Sus aguas brillaban como las joyas que su nombre indicaba. Una gran cascada lo llenaba de vida y le daba de beber, y sus alrededores rebosantes de flores de colores, de diversos tamaños y formas, lo hacían alegre y muy confortable. El lago se situaba al lado de mi pueblo, en el centro de un frondoso bosque.
Cuando llegue me puse mi bañador y me zambullí en sus aguas llena de euforia y entusiasmo, y, era curioso, cada vez que iba allí me sentía llena de energía y felicidad.
¡Ahh!, aquello era vida, si señor, vida de verdad.
Mientras me bañaba me pareció ver algo brillante, deslumbró mis ojos, detrás de la cascada nade hacia allí pero tuve que retroceder, aquel lugar brillaba demasiado; decidí mirarlo por debajo del agua.
Era una puerta, no podía saber nada más. Salí del agua y la entrada a lo desconocido dejo de brillar, (vi entonces que estaba hecha con diamantes) y se abrió. No lo dudé, salí del agua y cogí mi ropa. La sostuve en mi mano sin que se mojara hasta que llegué a la entrada que llevaba a… ¿quién sabe dónde? Por un largo pasillo iluminado con antorchas todo, absolutamente todo, hecho de diamantes. Me vestí. Entré. Dudé un momento, pero la puerta se cerró tras de mí. Avancé temerosa, y de pronto, caí, caí, caí, caí…por un estrecho agujero. Aterricé en una superficie lisa y helada.
Comprendí que estaba hecho de diamante. Entonces vi correr un extraño personaje por un pasillo que parecía llevar a una especie de ciudad (toda hecha con diamantes, ¿cómo no?). Le seguí y entré en aquel extraño lugar, en la entrada había unos seres que me miraban extrañados. Uno de ellos comenzó a hablarme, a hacerme preguntas. Yo supuse que no tendría nada malo, así que comenzamos a conocernos entre todos. Me lo contaron todo sobre aquella ciudad y las vidas de aquellos seres.
Desde entonces aquel lugar es para mí donde compartir mis más preciadas historias, un secreto que guardar,…,…,… También es una historia muy larga que conmigo siempre va a estar. Pero sobre todo, es algo que iba a guardar en mi corazón como se puede guardar aquello que es, un diamante.

ROSA CARMEN BONO. 1º ESO B.

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