BLOG DEL DEPARTAMENTO DE LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA DEL IES BAJO ARAGÓN (ALCAÑIZ)

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lunes, 19 de enero de 2009

SHIRA, mi perra.

Shira es mi perra, es cruce de husky y pastor alemán.
En torrecilla casi nunca pasa nada y todo el pueblo se entera si ocurre algo. Vimos que había un perro rondando por el pueblo, que nadie sabia quien era su dueño ni cual era su nombre. Yo estaba en el colegio, que era el último día e hicieron una convivencia. Hicimos una excursión por el pueblo y de repente vi a mi madre con un perro enorme siguiéndola. Todos me preguntaban si era mío y yo les contestaba que no. Cuando fuimos a comer a la pista, mi madre llegó muy triste pero con ese perro aún siguiéndola. Mi madre estaba triste porque al perro le habían pegado o maltratado y estaba lleno de garrapatas. Mi madre se fue a casa dejando al perro fuera, pero empezó a arañar la puerta, y mi madre le sacó comida para que se estuviera quieto, tampoco paró, el perro no quería comida a pesar de que estaba hambriento, solo quería a mi madre. Mi madre recorrió todo el pueblo buscando a alguien que la ayudara, pero se le hizo tarde y fue a por mi comida. Cuando llegó a la pista los niños pequeños tiraban piedras al perro. Yo le di mi bocadillo al perro ya que se me había ido el hambre, por ver a mi madre triste y porque estaba muy nerviosa. Yo tenía otro perro por eso mi madre no quería llevarla a casa, pero no le quedó otra opción. Los dos perros se llevaron bien. Estuve días preocupada porque viniera el dueño y se la llevara. Seguíamos sin saber su nombre, mi madre al principio creía que era macho y le llamó Rex porque se parecía al de la serie. Un amigo nos dijo que la llamáramos Venus y una niña de cuatro años nos dijo que le pusiéramos Cristina, pero nos quedamos con Venus. Llamámos a un veterinario para que mirara si estaba bien. Semanas más tarde, cuando ya le habíamos cogido cariño, llamó su dueño y vino a Torrecilla. Habló con mi madre y, aunque parezca mentira, nos la regaló. Mi antiguo perro y ella empezaron a llevarse peor, y él se volvió muy agresivo y me mordió. Mis padres, que ya llevaban la cuenta de las veces que me había mordido, decidieron sacrificarlo. Yo me puse muy triste pero no tanto como cuando murió Katy, otra perra que tuve.
El dueño nos dijo su nombre era Shira. El otro perro, Lucky, antes de sacrificarlo no dejaba en paz a Shira y ella ya le había dado más de un susto.
Ahora Shira es muy tranquila y juguetona, le encantan las piedras y su peluche, al que ha arrancado los ojos, la nariz y una pata. Cuando vamos a dormir cerramos la puerta del salón, pero ella la abre y sube a dormir con nosotros. Duerme encima de mis piernas y como pesa tanto no puedo moverme. Cuando sueña tiembla y gruñe y a veces me asusta. Esta es la historia de Mi perra Shira.

Shira de cachorro vivía en un piso y cuando creció se la dieron a un señor que la tuvo atada a un palo, el se la dio a otro chico al que se le escapó del coche y llegó hasta nosotros intentando volver a su casa.
Marina Beguer Centelles. 1º eso B

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