Todavía lo recuerdo, ya hace seis años pero es una anécdota que me gusta recordar:
Todo comenzó una tarde de otoño, llevaba mucho tiempo con una muela que se me movía , eso para mí era buena señal, pronto llegaría el ratoncito Pérez.
Esa tarde mientras comía el bocadillo un crujido me llamó la atención, ¡era mi diente !. Como todos los años me disponía a lavar mi diente y colocarlo debajo de la almohada ya que los pasados años me había regalado muchas cosas: una hucha, un libro, un pack de manualidades… Pero este año ocurrió una desgracia. Mientras estaba lavando mi diente un pequeño descuido hizo que éste cayera por el lavabo , yo grité : ¡Noooo!, pero era inútil, corriendo fui a mamá y se lo expliqué todo. Ella me tranquilizó y me dijo que le podía escribir una bonita carta contándole lo sucedido y que él lo comprendería . Era mi primer diente perdido, con mucha rabia hice una carta preciosa: con muchos colores y dibujos del ratoncito Pérez, su casita de dientes y por supuesto le conté todo lo sucedido. La cerré muy bien y le encargue a mamá que se ocupara de que llegara hasta Pérez. Así fue o por lo menos eso es lo que me hizo creer mamá , pero no por mucho tiempo . Regirando en sus cajones encontré mi valiosa carta. Yo fui a pedirle una explicación. Ella un poco nerviosa me explicó que Pérez no existía y que todos mis dientes y mi carta los guardaba en una cajita de metal. Yo me quedé desilusionado, tras unos días de enfado lo acepté.
A pesar de ello, yo me consolaba diciendo:
¡Todavía me quedan Papá Noel y los Reyes Magos!
Menuda chiquillada.
IGNACIO TRULLENQUE. 1º ESO D.
A pesar de ello, yo me consolaba diciendo:
¡Todavía me quedan Papá Noel y los Reyes Magos!
Menuda chiquillada.
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